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“Esta antología es un acto de reverencia”, escribe Delfín Prats (1945) en el pórtico de El huracán y la palma. Antología de la poesía cubana, que publicara Ediciones Holguín en 2017.
Y además —añade el poeta de El brillo de la superficie—, estas páginas no tienen “otro propósito que el de comunicar a sus lectores mi experiencia en esa materia resbaladiza que es la poesía, en este caso la escrita en nuestra patria”. Y asegura, “nuestra selección tiene como destinatario a la gente que necesita la poesía, que busca en ella respuestas a sus interrogantes vitales. Estos poemas son una fiesta de humanismo y belleza que dedico a los jóvenes cubanos y de otras latitudes dentro del ámbito de la lengua”. Desde José María Heredia hasta Juan Carlos Flores, pasando por Milanés, Martí, Casal, Poveda, Guillén, Lezama, Piñera, Baquero, Eliseo Diego, Vitier, Padilla, Nogueras, Hernández Novás, entre otros, Delfín nos entrega una selección de textos de escritores ya fallecidos que integran parte del selectísimo cuerpo poético del país.
Esta es su selección, nos dice. Cualquier otro lector, más o menos avezado, puede darle cuerpo a la suya. La idea de esta —que fue gestándose hasta hoy como un embrión que toma cuerpo lentamente— surgió al calor de las informales reuniones de juventud, en El Vedado o en las playas de Santa María del Mar, a la par de que concebía los poemas de Lenguaje de mudos. No pensaba entonces en “quiénes van a ser sus lectores o quiénes van a publicar el libro”.
Delfín parte en su antología de un núcleo constituido por poetas fundamentales en la cosmovisión poética de la Isla —Heredia, Casal, Martí, Lezama, Eliseo Diego, Gastón Baquero y Virgilio Piñera—, para incluir otros bardos que son “indispensables para configurar una de las posibles visiones de ese ajedrez, de ese rompecabezas, que es la poesía cubana del siglo XX”: Guillén, José Manuel Poveda y Dulce María Loynaz. El resto —nos dice— vienen a completar esta visión de la poesía nacional en un libro conformado solo por “poetas ya fenecidos. Ello justifica la no inclusión de algunas voces notorias de nuestro actual panorama lírico”, nos asegura.
Delfín se aleja del estereotipo, del lugar común, a la hora de escoger los poemas que incluye. Son los que prefiere, es cierto, pero no siempre son los que aparecen en cualquier otra selección. Aunque algunos, claro está, por ser los mejores, se encuentran entre los más visitados.